Cuando ponemos en cuestión el libro de texto como recurso educativo –yo lo he hecho en diferentes posts– solemos criticar el modelo didáctico al que responde, pero no nos paramos a explicar las razones de su predominio. Y nuestras críticas están fundadas en un modelo educativo ideal, del que contamos con muy pocos ejemplos en nuestro contexto.
La primera cuestión que deberíamos tener en cuenta es que, si el libro de texto se erige como recurso didáctico hegemónico, la razón podría ser que para una mayoría del profesorado es una herramienta imprescindible. Y si los libros de texto son como son, ello se debe a que las editoriales fabrican, lógicamente, el producto que el mercado demanda. ¿A quién estamos censurando, pues, cuando criticamos los libros de texto? ¿A un profesorado que mayoritariamente usa un recurso que le es necesario? ¿A una industria editorial que proporciona el tipo de recurso que la mayoría del profesorado reclama?
Si dirigimos la censura hacia el profesorado que usa el libro de texto, me temo que estamos pretendiendo que la mayoría sea capaz de atreverse a modificar radicalmente su práctica educativa: una práctica que proporciona seguridad y confianza en el trabajo, lo que es mucho más recomendable que la improvisación y el caos.
Quienes prescindimos del libro de texto hemos de recordar lo costoso que ha sido aprender a planificar la enseñanza autónomamente tanto periodos amplios como a escala de secuencia didáctica. Hemos de recordar también el duro aprendizaje que hemos debido hacer para elaborar materiales y recursos, con web 2.0 o sin ella. Y hemos de tener presente, asimismo, que este esfuerzo ha debido ser todavía mayor si el cambio de modelo educativo lo hemos tenido que hacer sin equipos de trabajo estables, sin poder colaborar y compartir, sin tener a nadie con quien reflexionar sobre nuestros éxitos y fracasos. Y, la minoría que hemos sido capaces de hacer este recorrido desde la tiranía del libro de texto a la “autonomía” profesional , ¿estamos por ello autorizados a desacreditar a quienes no han dado muestra de tanto “heroísmo”?
Llegados aquí, algunos pensaréis que me sitúo en un resignado inmovilismo. Pero creo que lo que de verdad ayuda a perpetuar la situación es pretender que una mayoría vaya a hacer un cambio tan costoso con el único aliciente de las exhortaciones y execraciones de la “minoría innovadora”.
Un profesor no abandonará el libro de texto si no encuentra buenas razones para hacerlo.
Una editorial no hará libros de texto diferentes si no encuentra buenas razones para hacerlo.